Los quesos están siempre presentes en la cocina, utilizados tanto para consumirse solos como para dar sabor a una gran cantidad de platos y recetas. Además son muy nutritivos y gracias a la gran variedad siempre es posible encontrar el que mejor se adapta a tus gustos y necesidades.
Como cualquier derivado de los lácteos, incluso los quesos son muy delicados. De hecho, si no se almacenan correctamente, corren el riesgo de deteriorarse rápidamente, desarrollando mohos y bacterias que los inutilizan.
Además, el queso en mal estado impregna el ambiente con un olor verdaderamente nauseabundo y, si no le prestas atención a la hora de guardarlo, corres el riesgo de tener que vaciar y lavar todo el frigorífico para eliminarlo.
Los quesos duros y blandos requieren diferentes técnicas de conservación. Entonces, veamos cómo conservar el queso para aprovecharlo el mayor tiempo posible.
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Consejos para guardar el queso en la nevera
¿Cuántas veces te ha pasado que el queso hace moho en la nevera? Este inconveniente se deriva principalmente de una incorrecta técnica de conservación de los lácteos, pero para evitar esta desagradable sorpresa basta con seguir algunas precauciones.
Sea cual sea el tipo de queso que sea tu queso (fresco, sazonado, semiduro o blando) debes saber que los principales peligros durante su conservación derivan de: secado, exceso de humedad, temperaturas demasiado bajas (o altas) y falta de aire. .
Cualquier tipo de queso necesita buena transpiración, ventilación, la humedad adecuada (lo ideal sería mantenerla alrededor del 70%) y una temperatura que debe mantenerse constantemente entre 8 y 10°C.
Los ambientes que ofrecen estas condiciones son en su mayoría bodegas, pero si no dispones de esos espacios también es posible conservar el queso en la nevera.
En este caso sigue siendo recomendable comprar pequeñas cantidades de queso, o las que tengas pensado utilizar en un tiempo máximo de dos semanas.
El papel alimentario y el papel pergamino son aliados fundamentales si quieres conservar el queso en la nevera para evitar el moho. Envolverlos en film, en cambio, elimina la ventilación necesaria y, paradójicamente, favorece la formación de moho.
El almacenamiento de quesos frescos requiere algunas precauciones específicas. Por ejemplo, si has comprado mozzarella, recuerda que estos siempre deben mantenerse en su propia agua.
Si quieres eliminar el envoltorio de plástico, puedes pasar el líquido a un recipiente de vidrio, sumergir la mozzarella en él y cerrarlo con un disco de papel pergamino o papel para alimentos.
En caso de que hayas notado manchas de moho verdoso en quesos añejos, puede optar por retirarlo fácilmente con una esponja abrasiva o cortando la zona afectada. Sin embargo, si se han formado manchas oscuras en los quesos frescos, definitivamente debe desecharlas.
Errores a evitar
Como ya hemos dicho, la aireación es fundamental para conservar los quesos el mayor tiempo posible. Por esta razón, se deben evitar todos los recipientes herméticos o frascos de vidrio cerrados.
Guarda los quesos en los compartimentos centrales de la nevera y nunca en los inferiores ni en el primero superior: es importante que no sufran ni temperaturas excesivamente frías, ni un contacto más o menos directo con las luces del frigorífico, que suelen encontrarse en la parte más alta del aparato.
Para no hacer el molde de queso finalmente evita envolverlo en bolsas de film, aluminio y plástico: el contacto de la pasta de queso con estos materiales, de hecho, corre el riesgo de comprometer el producto y alterar tanto el sabor como el olor.
¿Está bien envasar al vacío?
La respuesta a esta pregunta es: en algunos casos sí, en otros absolutamente no. El vacío se caracteriza por eliminar cualquier paso de aire, elemento que hemos visto de suma importancia para una buena conservación del queso.
Sin embargo, hay algunos casos en los que es posible envasar el queso al vacío.
Nuestro consejo, en cualquier caso, es que nunca hagas el vacío con métodos caseros, sino que te equipes con las máquinas aspiradoras eléctricas adecuadas, que eliminan mecánicamente el aire de las bolsas y recipientes.
De esta forma, puede estar seguro de que se eliminará la mayor cantidad de aire posible y, durante un tiempo, el queso estará protegido de su propia sudoración, que genera humedad y aumenta el riesgo de desarrollo de moho en un ambiente cerrado.
Es posible conservar los quesos envasados al vacío si estos tienen masa dura (como sémola) o masa semidura (como scamorze). Los quesos frescos y tiernos, por el contrario, nunca deben someterse a este tratamiento.
Pero, ¿cuánto dura el queso envasado al vacío? Dependiendo de la maduración del queso, podría utilizar este método de conservación para mantenerlo comestible incluso durante un par de meses: esto siempre que aún no haya sido abierto o cortado.
Si ya has cortado el queso en lonchas, no obstante, no te recomendamos conservarlo al vacío más de diez días y, pasados estos, será mejor que lo consumas cuanto antes.
Consejos específicos para las variedades más populares
Los consejos que te hemos dado hasta ahora se pueden utilizar en la conservación de la mayoría de los quesos. Sin embargo, existen algunas diferencias, dictadas por los diferentes tipos de queso que haya comprado. Entonces, veamos cómo conservar algunas de las variedades más comunes que se usan en la cocina.
parmesano
Los quesos como el parmesano (por ejemplo pecorino o canestrato), enteros o rallados, deben conservarse en los compartimentos más altos de la nevera a una temperatura constante de unos 8 °C.
Para no hacer que las formas o las lonchas de parmesano se sequen en exceso, también es recomendable envolverlas en un paño de lino, cáñamo o algodón.
También mantén estos quesos alejados de otros alimentos, para que mantengan inalteradas sus propiedades organolépticas y no absorban otros olores.
Gorgonzola
Gorgonzola es uno de esos pocos quesos que se pueden almacenar en bolsas de congelación. Esto es posible ya que su embalaje ya incluye un envase de plástico, que nunca tendrás que retirar ni desechar.
Dejar el queso en su alojamiento y tapar el recipiente con la bolsa o papel de aluminio (sin que este último entre en contacto con la pasta de gorgonzola).
Queso ricotta
La ricotta es un queso extremadamente delicado y debe sufrir lo menos posible cualquier tipo de choque térmico.
Cuando lo compres en el mostrador de refrigeración de un supermercado, mételo en una bolsa de nevera de camino a casa y, en cuanto llegues, vuélvelo a meter en la nevera.
El requesón sellado se puede mantener intacto durante varios días, incluso más allá de su fecha de vencimiento. La ricotta fresca, por otro lado, debe consumirse lo más rápido posible y nunca debe eliminarse de su propia agua.