Las hojas de nabo son verduras especialmente ricas en vitamina A, ácido ascórbico, ácido fólico y numerosas fibras vegetales solubles e insolubles. Contrariamente a la creencia popular, las hojas de nabo no son las hojas del nabo, sino los tallos y las flores siguen cerrados (también llamado friarelli, brócoli, rapini o pulezze).
Generalmente se comercializan en forma de brotes enteros, asociados a inflorescencias sin hojas, de color verde intenso y con una longitud variable entre 15 y 50 cm.
Es importante saber limpiar las hojas de nabo., ya que por su estructura suelen ser ricas en tierra, que debe eliminarse antes de cocinarse. De hecho, estas verduras nunca se comen crudas y por eso hay que limpiarlas con mucho cuidado.
Muchos se preguntan cómo cocinar las hojas de nabo para mantener inalteradas sus características organolépticas: en este sentido basta con saber que dicho proceso debe simplificarse al máximo para que el sabor y el aroma permanezcan intactos.
Índice de Contenido
Cómo elegir hojas de nabo
Las hojas de nabo son verduras típicas de la tradición culinaria de Apulia (pero también muy utilizadas en Campania, Lazio, Calabria y Toscana) que gracias al alto contenido de minerales y vitaminas están dotadas de un excelente poder nutricional.
Existen diferentes variedades, diversificadas por la mayor o menor precocidad de la cosecha, pero las más famosas son la napolitana (friarelli), con tallos muy tiernos, y la Bari, con tallos duros y compactos y muchas hojas.
Para elegir las mejores variedades, debe orientarse hacia aquellas con tallos delgados y firmes y con inflorescencias cerradas, de color verde brillante y sin parte amarilla.
Las hojas también deben ser compacto, consistente y enviar un color verde intenso.
Los cogollos, las flores y las hojas más tiernas, que representan la parte comestible de la planta, nunca deben adquirir un color amarillo o grisáceo, sino mantener siempre un tono verde intenso.
Habitualmente, para poder elegir los mejores productos, también es necesario evaluar el grado de hidratación y turgencia de las hojas y tallos, lo que debe ocurrir. erecto y firme.
Cómo limpiar hojas de nabo
La limpieza de las hojas de nabo implica una primera eliminación de las partes duras del tallo y de las hojas más grandes, que no son agradables al paladar.
Luego deben ser seleccionados solo las flores más suaves, que debe lavarse con agua corriente para eliminar los restos de suciedad.
Es recomendable remojarlas en un recipiente de agua fría con unas gotas de limón (o vinagre), que gracias a su poder desinfectante ayudan a eliminar cualquier microorganismo infeccioso.
Una vez que haya terminado de remojar, los floretes se pueden secar en un paño suave, teniendo cuidado de no comprimirlos.
Aprender a limpiar las hojas de nabo es fundamental para mantener intactas sus propiedades gustativas y olfativas, teniendo en cuenta para proceder solo con tus manos y sin el uso de cuchillos u otras herramientas.
Si continúas con la cocción de inmediato, no es necesario escurrirlos ni secarlos, mientras que si pasa un cierto tiempo desde el pelado hasta la cocción, los floretes deben secarse porque de lo contrario tienden a ennegrecerse por oxidación.
Asesoramiento sobre conservación
Para preservar las hojas de nabo, es posible proceder con varios métodos. Una modalidad bastante común es la de envasado al vacío, que se puede hacer después de limpiar los floretes en abundante agua corriente y hervirlos durante unos minutos, porque de lo contrario tienden a marchitarse.
Una vez cocidos, deben introducirse y triturarse en frascos de vidrio rigurosamente esterilizados según métodos tradicionales.
Cada frasco debe sellarse con tapones específicos, luego introducirse en una olla llena de agua en la que deben hervir durante al menos treinta minutos; después de dejarlos enfriar, se forma un vacío en su interior, que se resalta presionando el tapón.
Una opción alternativa para almacenar hojas de nabo es la en aceite, que le permite preparar una conserva deliciosa, sabrosa y fácilmente alcanzable.
Los friarelli chamuscados en agua hirviendo se deben colocar dentro de frascos de vidrio que se cubren con aceite de oliva enriquecido con un diente de ajo, una pizca de guindilla (si se desea) y unas gotas de vinagre de vino blanco.
Después de haber llenado los frascos, procedemos con el método de esterilización normal hirviendo en agua hirviendo.
Aquellos que prefieren recetas sencillas pueden congelar las hojas de nabo, incluso si este método requiere un espacio considerable en el congelador, ya que los friarelli no se pueden triturar porque de lo contrario pierden sus características.
Con este método es posible utilizar verduras para cualquier uso, tanto en sartén y hervidas como al vapor.
Cómo cocinar hojas de nabo
La cocción de las hojas de nabo se puede realizar de varias formas, que se diferencian según el tipo de verdura comprada.
Los nabos tempranos y pequeños suelen venir hervido echando las hojas en agua hirviendo y después de 5 minutos también los brotes. El tiempo total de cocción es de unos 10 minutos.
Saber cocinar hojas de nabo es el requisito previo fundamental para elaborar recetas diversificadas, incluidas las estofado, que implica dorar suavemente los brotes en aceite y cebolla.
Una sugerencia muy útil en estos casos es cortar los tallos a lo largo para permitir una cocción homogénea en todas sus partes. El guisado suele tardar unos 30 minutos, con posteriores adiciones de agua y matices de vino.
No existe una regla general sobre la cantidad de hojas de nabo que se deben cocinar, ya que los tiempos varían según el tipo de preparación.
Además de guisar y hervir, otro método codicioso de cocinar es En la sartén con el agregado de un diente de ajo, pimienta negra al gusto y una ramita de perejil. El tiempo de cocción no debe exceder los 15 minutos porque una receta similar requiere que las verduras permanezcan crujientes y ligeramente crudas.
Para hacer las hojas de nabo de forma apetitosa y a la vez ligera, puede ser útil escaldarlas previamente en una olla con agua hirviendo durante un máximo de 5 minutos. Posteriormente podrás utilizarlos para cualquier receta, tanto como guarnición como condimento de primeros y segundos platos.
Además de la clásica orecchiette, los nabos también son deliciosos para acompañar carnes blancas o embutidos, especialmente el chorizo de cerdo.